Escaladores, expertos o no,
tienen una magnífica oportunidad para practicar la escalada en
esta pared, situada entre la calle Sangenjo y la avenida de la
Ilustración, plagada de vías de diferentes dificultades.
Ya sea como iniciación, para matar el gusanillo o
marcarse nuevos retos, este lugar es el punto de encuentro, en
plena ciudad, de aquellos para los que los pies de gato son más
que la extremidades de un felino.
Y si te pica más el gusanillo, y te atreves,
en el rocódromo de La Masó dispones de un lugar excepcional para
la práctica de este deporte. Vaya, que tenemos un barrio para
subirnos por las paredes. |